Lo que el fotógrafo pensó cuando hizo la fotografía se quedó en su mente para siempre producto de una reflexión o simplemente de un juego de equilibrio de masas.
La interpretación resulta, en ocasiones (cuando la imagen es propicia), un juego imaginativo y particularmente me lo paso como un niño. Quién ha asistido a unas calificaciones y me ha escuchado valorar una imagen sabrá de lo que hablo. Para mi la riqueza de una imagen está en su interpretación.
Pero como por norma al que escribe le gusta ir más allá, lo que más me gusta de esta imagen es el paralelismo que existe con uno de los fundamentos principales en mi filosofía fotográfica, intentar acercar mis sentidos a la búsqueda de la inocencia y del alejamiento de una madurez cultural impuesta por el bagaje fotográfico, siempre lo he pensado, me gustaría sentir lo que un niño cuando toma su primer helado.
Gracias por este retrato Julián.